Llega el marido a casa y le dice a su mujer:
– ¡Hola Cielo, a que no sabes qué me han regalado!
– Pues no Luis, no me lo imagino.
El hombre abre un fardo, saca un lechoncillo y se lo enseña.
– ¡Mira! Me he encontrado con mi tío que venía del pueblo y me ha dado un lechón.
– ¡Pero Luis ! ¿Para qué queremos nosotros un cerdo?
– Calla Cielo, que dentro de cuatro meses llegan las Navidades, lo alimentamos hasta entonces y así solucionamos la cena de Navidad.
– ¡Tú estás loco! ¿Dónde piensas que lo vamos a meter?
– Pues… ¡Debajo de nuestra cama!
– ¡Pero bueno! Esto es lo último que me faltaba ya por oír. Y… ¿Qué pasa con el olor?
A lo cual el hombre contesta: – El olor… el olor… ¡¡¡¡¡Que se aguante!!!!!