La primera Navidad de nuestros pequeños es un acontecimiento que viven con más entusiasmo los mayores que ellos mismos. Muchas veces nos esforzamos tanto por conseguir que se trate de una época especial, y de que perciban la novedad del momento, que nos olvidamos de lo que puede ser realmente beneficioso para ellos. Por ello, hoy os daremos algunos breves consejos sobre cómo afrontar el tiempo de los regalos.
Está claro que toda la familia se volcará en los niños, y los regalos llegarán por doquier. Pero tenemos que intentar ser moderados: según indican los pedagogos, los niños menores de dos años no deberían recibir más de tres juguetes a la vez. El motivo salta a la vista: su atención no está todavía focalizada y se desvía con facilidad, y una estimulación demasiado exagerada puede volverles indiferentes, o incluso ponerles nerviosos. Llenarles de juguetes puede exacerbar, además, su sentido de la posesión.
Algo que todos sabemos, pero que muchas veces pasamos por alto, es la importancia del componente educativo en los regalos. No debemos caer en el error de buscar siempre su complacencia; aunque les compremos aquello que más deseen, también tenemos que darles otro tipo de juguetes, quizás de los que no llaman su atención en televisión, pero que sean capaces de estimular su creatividad, sus habilidades manuales, y fomentar su aprendizaje.
Una costumbre entrañable que va cayendo en desuso poco a poco es de la de escribir la carta a Papá Noel o los Reyes Magos. ¿Por qué perderla? Se trata de uno de los momentos más mágicos de las fiestas para ellos, y además puede servirnos para inculcarles valores: podemos escribirla junto a ellos, conminarles a que pidan sólo lo que más les gusta (sin caer en la exageración) y a que cultiven la redacción, contando en ella cómo se han portado durante el año y qué esperan del próximo, en general.