La Navidad en Escocia viene acompañada, como no podía ser de otro modo, de un intenso frío y de nevadas frecuentes, un ambiente más que propicio para ella. Como sucede en muchos puntos de las Islas Británicas, la tradición anglosajona y las costumbres propias del cristianismo se dan la mano a la hora de celebrar estas fiestas.
Edimburgo es una de las ciudades que más se engalana para la ocasión. Los jardines de Princess Street se decoran con profusión, y se colocan numerosas pistas de patinaje, un entretenimiento perfecto para toda la familia. Pero las fechas más importantes de toda la Navidad llegan al término de la misma, a partir del 29 de diciembre. Es entonces cuando tiene lugar el Hogmanay. Si quieres saber en qué consiste esta celebración, ¡no dejes de leer!
El término procede de las raíces del inglés, aunque hay discusión respecto a cuál es su auténtico origen: hay quien dice que proviene del gaélico, de la conjunción de las palabras “Oge Maidne” (“nueva mañana”), o bien del anglosajón, de “Haleg Monath” (“mes sagrado”). En todo caso, es un período que se extiende hasta el 1 de enero, y se inaugura con una procesión de portadores de antorchas a lo largo y ancho de la ciudad. Junto a ellos marchan, cómo no, filas y filas de gaiteros. Este peculiar desfile remite a tradiciones de la época vikinga, que rendían culto al fuego al final del año, como elemento purificador que se llevaba los males.
El día posterior, el 30 de diciembre, también está dedicado a las gaitas, a las que acompañan representaciones de teatro callejero, bailes, carnavales… Una fiesta de grandes dimensiones en los albores de la despedida del año, conocida como Night Afore Festa.
Por último, ya el día 31 se celebran competiciones de triatlón y de carreras de huskies en el inmenso Hollyrood Park, por lo que es un día especial para los deportistas que se atrevan a desafiar al frío. No se puede negar que el Hogmanay tiene actividades para todos los gustos. ¿Te animas a comprobarlo?
