La bebida conocida como queimada es una de las tradiciones que se llevan a cabo en la noche de Halloween. Muy popular en el norte de España, especialmente en Galicia, se prepara con aguardiente y azúcar, añadiendo rodajas de limón o naranja. Debe cocerse en un recipiente de barro, prendiendo fuego a su superficie en un momento dado para conseguir el toque perfecto (esto debe hacerse de forma muy controlada, evidentemente), y consumirse cuando todavía está caliente. En algunas zonas todavía existe la costumbre de prepararla en el interior de una calabaza hueca.
La queimada es la bebida que se ha utilizado en la cultura popular para alejar los maleficios y protegerse contra las brujas, o meigas, nombre con el que se les conoce en el folclore gallego. Por ello, siempre se ha tomado como parte de los rituales asociados a la noche de Todos los Santos, o Halloween; la que siempre ha sido, al fin y al cabo, la “noche de brujas”.
Poco se conoce sobre el origen real de la queimada. En esencia, el aguardiente ha sido siempre una bebida popular en el norte, ya que se utilizaba para combatir el intenso frío que puede llegar a asolar las regiones de dicha zona. También se le atribuían propiedades curativas, y se han encontrado numerosos textos medievales donde era parte constituyente de los ingredientes utilizados para los conjuros. Pero nada se conserva, de manera fehaciente, sobre el momento exacto en que surgió la bebida con dicho nombre, o en el que se convirtió en una tradición de la noche de Todos los Santos.
Si queremos dar un toque divertido a nuestra reunión de Halloween, podemos hacernos con una receta de queimada, así como con el texto del conjuro ritual utilizado en la Edad Media. No obstante, la preparación de esta bebida puede ser un tanto peligrosa si se hace de forma descuidada. Si os decidís a elaborarla, tened mucha precaución y seguid bien cada paso que se indique en las instrucciones.