Muchas personas prefieren reservar dinero y energías para disfrutar de las vacaciones en la época de Navidad. Las ventajas saltan a la vista: no tendremos que soportar el calor, sofocante en muchos casos, ni las aglomeraciones de turistas por doquier. Los precios siguen siendo elevados en algunos casos, pero en modo alguno tanto como en verano.
Si disponemos de las dos semanas habituales de descanso durante las próximas fiestas y queremos aprovecharlas para cambiar de aires, podemos empezar desde ya a echar un vistazo a las ofertas de las agencias. Todavía estamos a tiempo de poder planificarlo con la suficiente tranquilidad y, por qué no, encontrar alguna que otra ganga.
Una de las principales tendencias en los últimos años es la de pasar la Nochevieja en algún lugar emblemático, característico por su celebración de dicho día. Por ejemplo, podemos optar por acudir a la Puerta del Sol y tomar las uvas sintiendo la alegría del cambio de año en el calor de la muchedumbre. O hacerlo, igualmente, un poco más lejos: en Londres o en la Gran Manzana de Nueva York.
Otra opción es la de visitar algunos de los muchos mercadillos navideños que se celebran en diferentes ciudades. Algunos de ellos son casi ciudades en miniatura, rincones de homenaje a todos los motivos, conceptos y símbolos que cada año trae consigo la Navidad. En España podemos disfrutar de muchos, que empiezan, incluso, a principios de diciembre: el de Barcelona, que se celebra junto a la fiesta de Santa Lucía, el de la Plaza Mayor de Madrid o el de la Plaza de San Francisco en Sevilla.
Si preferimos aprovechar para salir de nuestras fronteras, en Alemania encontraremos una veterana tradición de mercadillos. Colonia, sin ir más lejos, tiene nada menos que cuatro, dedicados a los juguetes, comida navideña, decoración, etc. Viena, ciudad que se engalana profusamente para la ocasión, tiene un mercadillo que cuenta con siete siglos de vida. Dresden o Munich son otros posibles destinos.
