Origen y curiosidades del concierto de Año Nuevo

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El concierto de Año Nuevo es una de las tradiciones más conocidas que nos acompañan cada 1 de enero. Incluso quienes no sean especialmente aficionados a la música clásica suelen disfrutar con él, puesto que las piezas que lo componen están especialmente escogidas para ser del agrado de todos los públicos. Seguro que muchos de vosotros lo disfrutasteis ayer.

En todas las décadas que este concierto lleva con nosotros ha acumulado ya un buen número de anécdotas, empezando incluso por su propio origen. Si quieres saber cuál es, así como conocer algunos datos curiosos, ¡no dejes de cruzar el salto!

El primer concierto de Año Nuevo se celebró en 1939, aunque no el día 1 de enero sino el 31 de diciembre. Al igual que hoy en día, tuvo lugar en Viena. La expansión alemana, causa y motor de la Segunda Guerra Mundial, no sólo tenía devastadores efectos a nivel social sino también en lo referente a la cultura. Así, este primer concierto tenía como objetivo, más que felicitar al nuevo año, realizar una labor de difusión de la música austriaca, intentando reivindicar su valor e importancia frente al empuje germano.

Es habitual que el repertorio del concierto se centre en las obras de la familia Strauss; esto es, Johan Strauss padre e hijo, Eduard Strauss y Josef Strauss. Siempre se termina con dos piezas ineludibles: El danubio azul, de Johan Strauss hijo, y la Marcha Radetzky. No obstante, también ha habido «invitados» de excepción, como Mozart, cuyo obra Las bodas de Fígaro se tocó junto a las demás hace pocos años, en 2006.

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En cuanto al director, la batuta va pasando cada año de unos a otros, escogiéndose siempre aquellos nombres que tengan suficiente peso y relevancia en la escena musical del momento. Esto se hace así desde 1987; hasta esa fecha, lo tradicional era que un mismo director repitiera al frente del concierto hasta que se jubilase o falleciera.

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