La Navidad es una de esas épocas en las que tenemos oportunidades para disfrazarnos sin pudor alguno: desde la Nochebuena hasta la Nochevieja, sin olvidarnos del Día de Reyes, contamos con numerosas celebraciones en las que podemos divertirnos jugando por un rato a tener otra identidad. Siempre hay clásicos, como el disfraz de Papá Noel o el de Reyes Magos… e, incluso, el de reno, si queremos echar unas risas o entretener a los niños.
Dentro de la temática navideña, también podemos escoger a cualquiera de los personajes del portal de Belén. La Virgen y San José son los trajes más usuales que podemos encontrar, aunque no debemos olvidarnos de la mula y el buey; de los pastores que acudieron con sus ofrendas, o de la propia estrella, una parte muy importante de la composición del portal.
Los romanos también están presentes en los disfraces propios de la Navidad. Podemos convertirnos en centuriones durante unas horas, en guerreros… o en bravos espartanos, como vemos abajo (alguno habría que decidiera darse el paseo hasta Belén).
Otros seres menos “dinámicos”, como el árbol o los muñecos de nieve, también cuenta con sus trajes. Debemos tener en cuenta que no nos resultará tan fácil movernos con ellos; pero, sin duda, aportaremos a cualquier fiesta un toque muy divertido y original.
No obstante, si lo deseamos podemos optar por otros disfraces con temática más “general”, que nos sirvan para cuando lleguen los Carnavales en febrero, o para cualquier otra fiesta. Los duendes son muy socorridos, ya que lo mismo nos pueden servir como ayudantes de Papá Noel que como invitados de cualquier rincón del bosque en otra época del año. Piratas, príncipes árabes e incluso los anteriormente citados romanos también encajarán en fiestas de otro tipo.
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