La Navidad es una época temida para nuestra figura. Cada vez que se acerca la temporada se repite el mismo ciclo: nos hacemos el propósito de comer menos y de intentar conservar ese tipo que tanto ha costado conseguir para los meses de verano… pero, a la hora de la verdad, los dulces y los manjares propios de la festividad son más fuertes que nosotros. A todo ello hay que sumarle las numerosas comidas, cenas, despedidas del año, eventos sociales… En definitiva, queramos o no, es habitual que al llegar enero la báscula nos dé algún que otro susto.
Este año puede ser diferente si empezamos a proponérnoslo desde ahora. Al igual que ya pensamos en cómo celebrar la Nochevieja con nuestros amigos o familiares, también podemos ir acaparando fuerza de voluntad para evitar que los kilos de más lleguen a nuestra cintura. Lo primero que debemos hacer es pensar en consumir con moderación los dulces; un buen propósito es el de comprar menos cajas o productos de lo normal. También podemos optar por las variedades “light” o dietéticas que existen de los mismos: tortas de soja en lugar de las de aceite, por ejemplo. Pueden parecer nimiedades, pero a la larga todas ellas conforman una importante barrera contra la acumulación de calorías.
Otro aspecto importante es el ejercicio. Si nuestro trabajo es de oficina, probablemente, cuando llegue diciembre, llevemos ya varios meses adaptados a la rutina que incluye horas y horas sentados frente a una mesa. Las vacaciones de Navidad pueden ser un buen momento para intentar paliar esto: podemos hacernos un plan para salir a correr o, en caso de que lo hagamos habitualmente, aumentar el tiempo de ejercicio. Con ello, también, comenzaremos con mejor pie y energías renovadas el año venidero.
El cuidado de nuestra salud debe estar siempre presente, incluso en las épocas de festejos. ¡Contadnos vuestros consejos para mantenerla de cara a la Navidad!