Alabemos todos
al Niño Jesús
que nació en Belén
y murió en la Cruz.
A las arandelas, a las arandelas.
A las arandelas de mi corazón.
También alabemos
con suma alegría,
a sus santos padres,
San José y María.
A las arandelas, a las arandelas.
A las arandelas de mi corazón.
Después de alabar
al Rey de los cielos,
con los de esta casa
nos entenderemos.
A las arandelas, a las arandelas.
A las arandelas de mi corazón.
Y les cantaremos
de Dios con la gracia,
deseando a todos
muy felices Pascuas.
A las arandelas, a las arandelas.
A las arandelas de mi corazón.
Y un año feliz
con prosperidad
salud y dinero,
y felicidad.
A las arandelas, a las arandelas.
A las arandelas de mi corazón.
Que el Niño Jesús
muy a bien lo tenga
librarlos a todos
de las malas lenguas.
A las arandelas, a las arandelas.
A las arandelas de mi corazón.
Que los libre el Niño
de los envidiosos,
que hacen mala sangre
y viven rabiosos.
A las arandelas, a las arandelas.
A las arandelas de mi corazón.
Y los libre el cielo
de un vecino malo
que es mucho peor
que un incendio al lado.
A las arandelas, a las arandelas.
A las arandelas de mi corazón.
Señores, ¡silencio!
que el sonido empieza,
de plato y cubiertos,
y arreglos de mesa.
A las arandelas, a las arandelas.
A las arandelas de mi corazón.
Por el agujero
de la cerradura,
ya se siente el bajo
de fritanga pura.
A las arandelas, a las arandelas.
A las arandelas de mi corazón.
Y allá en la cocina,
ruido de sartenes
que sacan del horno
pavos y pasteles.
A las arandelas, a las arandelas.
A las arandelas de mi corazón.
Pues, según señales,
esta gente buena
trata de obsequiarnos
con tamaña cena.
A las arandelas, a las arandelas.
A las arandelas de mi corazón.
Así, pues, señores,
los dueños de casa
abran sus puertas
que el tiempo se pasa.
A las arandelas, a las arandelas.
A las arandelas de mi corazón.
Y al entrar, señores,
mucha precaución,
con los que se meten
sin invitación.
A las arandelas, a las arandelas.
A las arandelas de mi corazón.
Y en los aguinaldos
los pulpos nombrados
se sientan primero
que los invitados.
A las arandelas, a las arandelas.
A las arandelas de mi corazón.
Y al ir a la mesa
los primeros son,
en comer de todo
con mucha ambición.
A las arandelas, a las arandelas.
A las arandelas de mi corazón.
Y son los primeros
en damas sacar
y hasta los registros
los suelen bailar.
A las arandelas, a las arandelas.
A las arandelas de mi corazón.
Entremos, señores,
a esta honrada casa,
saludando a todos
y dando las gracias.
A las arandelas, a las arandelas.
A las arandelas de mi corazón.
Y después de entrar
esa gente buena,
que no tarde mucho
en poner la cena.
A las arandelas, a las arandelas.
A las arandelas de mi corazón.
Así, pues, señores,
sin más dilación
entremos cantando:
arandelas son.