Cuentos de Navidad para los más pequeños de la casa

La Navidad es una época perfecta para organizar tardes de lectura con los más pequeños de la casa y hacerles reflexionar sobre la esencia de las fiestas navideñas. Es importante escoger cuentos de Navidad que despierten su imaginación y transmitan valores positivos. Te mostramos una selección de cuentos de Navidad y esperamos que tus hijos los disfruten mucho.

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Cuentos de Navidad: El regalo de María

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María era una niña que vivía con su padre en una cabaña alejada de la ciudad. La niña cuando no estaba en el colegio ayudaba a su padre que era leñador. Aunque sabía que debía ayudarlo no le gustaba mucho, ella quería ser como las niñas ricas de su colegio que recibían muchos regalos en Navidad.

María en cambio nunca había recibido ningún regalo en Navidad, su padre les explicaba que había cosas más importantes que los regalos como parar tiempo con la familia. Además tampoco tenían dinero para regalos. La niña lo entendía pero en el fondo sufría por le gustaría poder enseñar a sus amigos los regalos que le había dejado Santa Claus.

En Nochebuena, Maria preparó la cena y cuando estaba a punto de irse a dormir, oyo un ruido en la puerta de la casa y salió corriendo a abrir pensando que era Santa Claus. Sin embargo lo que encontró fue una lata vieja que en su interior había un gatito que no paraba de llorar. La pequeña lo cogió y lo acerco al fuego.

Cuando regreso al colegio después de la vacaciones se encontraba feliz pensando en lo estaría haciendo su nuevo amigo Micón. Entonces entendió que el mejor regalo de Navidad era vivir en el bosque con su padre y Micón. Es uno de los cuentos de Navidad perfecto para que los niños entiendan el espíritu navideño.

Un cuento de Navidad de Charles Dickens

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Fuente: theodysseyonline

Era se una vez un hombre llamado Ebenezer Scrooge, el cual era muy rico pero un hombre avaro, tacaño y solitario, que no celebra la Navidad, y solo piensa en ganar dinero. Una víspera de Navidad, Scrooge recibe la visita del fantasma de su antiguo socio, muerto años atrás. Este le cuenta que, por haber sido avaro en vida, toda su maldad se ha convertido en una larga y pesada cadena que debe arrastrar por toda la eternidad. Le anuncia que a él le espera un destino aún peor, y le avisa de que tendrá una última oportunidad de cambiar cuando reciba la visita de los tres espíritus de la Navidad.

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Scrooge no se asusta y desafía la predicción. Esa noche aparecen los tres espíritus navideños: el del Pasado, que le hace recordar a Scrooge su vida infantil y juvenil llena de melancolía y añoranza antes de su adicción por el trabajo y su desmedido afán de dinero.

El del Presente hace ver al avaro la actual situación de la familia de su empleado Bob, que a pesar de su pobreza y de la enfermedad de su hijo Tim, celebra la Navidad. También le muestra cómo todas las personas celebran la Navidad.

El terrible y sombrío Espíritu del Futuro le muestra el destino de los avaros. Su casa saqueada por los pobres, el recuerdo gris de sus amigos de la Bolsa de Valores, la muerte del pequeño Tim y lo más espantoso: su propia tumba, ante la cual Scrooge se horroriza de tal forma que suplica una nueva oportunidad para cambiar. Entonces, el avaro despierta de su pesadilla y se convierte en un hombre generoso y amable, que celebra la Navidad y ayuda a quienes le rodean. Es uno de los cuentos de Navidad que trasmite valores positivos como la sencillez, generosidad y humanidad.

Los táleros de las estrellas de los hermanos Grimm

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Fuente: paradigmadigital

Había una vez una niña huérfana y muy pobre que no tenía ni casa ni cama donde dormir. Solo tenía la ropa que llevaba puesta, un gorro de lana y un pedazo de pan que un alma caritativa le dio.

Era Nochebuena y hacia mucho frio y decidió andar hacia al bosque, por el camino se encontró con un anciano que le dijo:
Por favor ¿podrías darme algo de comida? Estoy hambriento.
La niña le ofreció el pan que tenía y el hombre agradecido le respondió:
¡Qué Dios te lo pague!
La pequeña sonrió y siguió acaminando. Y al rato se encontró con un niño que le dijo:
– Por favor, tengo frío en la cabeza… ¿Tienes algo para abrigarme?
Y la niña se quitó el gorro y se lo regaló al pequeño.

El niño se alejó feliz y la niña sonrió. Poco después se encontró con otro niño que tiritaba de frío y ella se quitó el abrigo fino y se lo regaló al pequeño, que por fin entró en calor. Y ya cuando entraba en el bosque era de noche, y vio a otro niño con una simple camiseta. Ella se quitó la camisa y se la ofreció.

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Cuando ya no tenía nada más, la niña se sentó, muerta de frío, junto a un árbol. Entonces miró al cielo y vio que las estrellas brillaban con mucha intensidad. Y al sonreír, muchas de ellas comenzaron a caer y al llegar al suelo se transformaban en táleros, que eran unas preciosas monedas de plata. Y junto a ellas además apareció ropaje de fino lino. La pequeña recogió todas las monedas, se vistió con la ropa que había aparecido de forma milagrosa junto a ella y fue rica el resto de su vida. Es uno de los cuentos de Navidad más hermosos para los niños.

La Leyenda del árbol de Navidad

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Fuente: mas-mexico

Érase una vez un leñador, que estaba casado con una joven a la que amaba mucho. Como la quería mucho, quería que tuviera cosas buenas para comer y una casa siempre cálida y por eso pasaba mucho tiempo en el bosque cortando leña, en parte para revenderla y en parte para calentar su casa, que tenía una bonita chimenea.

En Nochebuena regresaba tarde a casa como de costumbre y vio, mirando hacia arriba, un hermoso abeto alto y majestuoso. Estaba tomando medidas para ver si podía cortarlo cuando se dio cuenta de que entre sus ramas, en la noche más oscura, podía ver las estrellas y que su luz parecía brillar directamente desde las ramas.

Fascinado por este espectáculo, decidió en ese momento dos cosas: la primera era que dejaría el abeto viejo donde estaba y la segunda que tenía que mostrarle a su esposa esta hermosa vista: luego cortó un abeto más pequeño, lo llevó al frente de la casa y allí. Encendió pequeñas velas que colocó en las ramas (sin prender fuego accidentalmente al árbol). La esposa del leñador, desde la ventana, vio el árbol tan iluminado y se enamoró de él hasta el punto de dejar de hacer el asado.

A partir de ese momento, la bella esposa del leñador siempre quiso tener un abeto encendido para Navidad y los vecinos, al encontrarlo hermoso a la vista, pronto imitaron al leñador. Este uso luego se expandió y el árbol de Navidad se convirtió en uno de los símbolos de la Navidad.

¿Qué te han parecido estos preciosos cuentos de Navidad? Seguro que paséis momentos inolvidables contándoles a los más pequeños historias navideñas que despierten su imaginación.

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