La Navidad es el periodo del año en el que se producen un mayor número de ventas. Ni la temible crisis evita que las personas compren aquellos regalos que sus familiares han pedido a los Reyes Magos.
Esto lo saben las marcas publicitarias que desde muchos meses antes de que llegue esa época, se empiezan a publicitar en las televisiones para intentar de esta forma llegar a un mayor número de personas.
Aprovechando este tema, os dejamos un monólogo relacionado con el mundo de la publicidad navideña y todo lo que lo rodea.
¿Te has dado cuenta? Aún quedan 4 meses para la Navidad y ya nos están bombardeando con anuncios… si ya lo dice la Biblia: “El ángel del Señor anunció a María”. Así empezó la Navidad, con un anuncio. Para mi, el milagro no es que apareciera un ángel. El milagro es que no anunciase un perfume o un turrón. Porque en Navidad no se anuncia otra cosa. ¿Te has fijado en que desaparecen los anuncios normales? ¿Qué pasa con el Schotch Brite? ¿Qué en Navidad “sí se puede estar sin él”?; ¿y las hemorroides? ¿qué? ¿hay que volver a sufrirlas en silencio?. Sin embargo, en Navidad aparecen otros anuncios, que yo no se si será por el alcohol que bebemos en estas fiestas, pero no hay por donde cogerlos: sale una tía en una moto, se baja la cremallera y enseñando las tetas dice:
– Busco a Jacq’s…
Pero, ¿qué forma es esa de vender colonia? Es como si vas al kiosco, te bajas la bragueta y dices:
– Deme el periódico
No me quiero imaginar lo que habría que hacer para que te dieran el suplemento…
Aunque, por mí, que esta chica siga buscando a Jacq’s muchos anos, ¿eh?, por lo menos se ve bien alimentada, no como las otras que anuncian perfumes, todas lánguidas y paliduchas, que no tienen ni fuerza para decir la marca: “Tresor, Paguí”, “Poeme, Paguí”, “Anais, Anais, Paguí”.
Pero bueno, ¿desde cuándo son así los franceses? ¿Te imaginas a una de estas tías intentando volcarnos la fruta de nuestros camiones?: “Metegos lags naganjas pog el culo, Paguí”.
Y el colmo es que ahora hasta los perfumes de nombre castellano los anuncian en francés: “Cagolina Heguega”. Pero ¿qué pasa aquí? Hay que tener cuidado, porque como siga esta moda acabaremos oyendo: “Cuate, aquí hay tomate… Paguí”. “Un poco de pasta basta… Paguí”. Desde luego, tan refinados que nos hemos vuelto para unas cosas y lo bastos que seguimos siendo para otras: ¡Catacrás!, ¡Picó! ¡Catacrás!, ¡Picó! Y yo pregunto:
¿esto está a la altura de Europa? ¿Catacrás, Picó, catacrás, Picó? ¿No va siendo hora de que a este hombre le compren de una vez un pelador de almendras automático? ¿Ya está bien! ¡Qué está a punto de llegar el euro! ¿Y el anuncio de El Almendro?: “Vuelve, a casa vuelve, por Navidad…” . Y aparece un tío en una moto de incógnito, se baja de la moto y se mete corriendo en casas. ¿No te parece raro que ese tío vaya siempre con el cuello subido, escondiéndose? ¡Coño, ese tío es Jacq’s! ¡Cómo lo va a encontrar la otra si todas las Navidades se esconde en el pueblo! Y allí se tira el tío todas las fiestas, comiendo turrón. Porque el turrón está muy bueno. Sin embargo, parece que algunos fabricantes no lo quieren vender: “1880, el turrón más caro del mundo”. ¡Pues vale…!
Y no se acaba ahí la cosa. Ahí esta el turrón Delaviuda. Yo no quiero levantar ampollas, pero que le pregunten al marido de la viuda que tal le sentó el turrón…
Por si fuera poco, hay otros anuncios en los que parece que el turrón crea adicción. ¿Has visto a los pobres niños de Antiú Xixona? Con los ojos desencajados, descalzos por la nieve: “Queremos turrón, turrón, turrón”. Pero aunque les des el turrón, no paran: “Seguimos queriendo turrón, turrón, turrón”. ¿Estos niños están enganchados! Repito que a mi me encanta el turrón, pero según la publicidad: es caro, destruye y crea adicción… Joer, pues ya puestos, que el anuncio sea: “A tope sin turrones”. Eso sí que sería publicidad y no lo de poner en la cajita: “Calidad suprema”. Aunque lo hayas comprado en un semáforo, pondrá: “Calidad suprema”.
Para exagerados los de la sidra El Gaitero. “Sidra El Gaitero, famosa en el mundo entero”. ¡Pues no es verdad! Porque un día estaba yo en la Gran Muralla China y les pregunte a unos chinos, y ni conocían la sidra, ni mucho menos al gaitero. ¡Vamos, no conocían ni a Hevia!
Los que si son famosos son los del anuncio de Freixenet. Todos los famosos pueden ser burbujas: Miss Espana, Antonio Banderas, Ketama… Hasta Montserrat Caballé puede ser burbuja Freixenet… ¿Te imaginas que compras una botella de cava y dentro hay una burbuja del tamaño de Montserrat Caballé? Saldría el tapón a tomar por cul….?Y lo largo que es el anuncio de Freixenet? Es tan largo que mientras lo ponen ¡te da tiempo de ir a buscar a la de Jacq’s y chivarte de que el otro esta en el pueblo!
Los de Freixenet tendrían que aprender de los de MicroMachine, que con diez segundos se arreglan: eso sí, hablan tan deprisa que el niño se queda flipao:
Sube por la rampa, por la rampa baja,
Coches diminutos, dentro de una caja.
Tienen accesorios, cambian de color,
Pídetelos todos, hazme ese favor…
Es MicroMachine, MicroMachine, MicroMachine.
Hijo de un microondas y de Antonio Machín, y si no son MicroMachine, no son los auténticos.
En estos anuncios el padre sólo pilla una cosa: “Más de cinco mil”. Ahora que para anuncio raro, el de “las muñecas de Famosa”. Estas muñecas “se dirigen al portal para hacer llegar al niño su cariño y su amistad”. ¿Pero qué cariño y que amistad van a dar unas muñecas? ¿Qué pasa?, ¿qué son hinchables? ¡Ahora entiendo por qué Jesús en el pesebre se ríe porque está alegre!
En fin, analizando la publicidad navideña me puedo imaginar como fue el anuncio que le hizo el ángel a María. El ángel llegaría en moto y diría:
– Busco a María.
– ¿Maguia? Oui, c’est moi.
– Vas a tener un hijo como la sidra El Gaitero: famoso en el mundo entero.
– ¿Y será un buen hijo?
– Calidad suprema
– ¿Y de dónde vendrá, si no conozco varón?
– Pues de donde vienen todos, de… Paguí